Esa calma que te aporta, ese ambiente que se percibe, esa
sensación que te produce, te hace feliz, así de sencillo. La naturaleza es
nuestra, de los seres vivos, somos ella y con ella al mismo tiempo vivimos.
Siempre ha sido así y siempre lo será.
Éramos un grupo desde hace tiempo, unos de aquí y otros de
allí nos conocimos en el verano del 54. Juntos por casualidades del destino.
Nos unía el gustillo por las cosas naturales,
disfrutar los momentos presentes, conscientes, tranquilos.
Estábamos en el campo, casi todos, es atardecer. Chicos y chicas
dispuestos a pasar un fin de semana de los que nos gustan, sin fiestas ni alborotos,
simplemente, nosotros y hoy me tocaba pagar las cosas a mi.
Juan está tumbado con Elena en una colchoneta, en el
exterior de la casa. Ella, boca arriba y sobre el pecho de Juan, los dos
mirando a las estrellas, uno encima del otro, abrazados, charlando.
De pronto se oye alboroto, algo pasa, al otro lado de la
casa se rompía la calma, se asustan un poco, y Juan se levanta, el ruido sigue,
cada vez más fuerte, cada vez más cerca. Juan, extrañado, ya completamente
incorporado, mira hacia abajo asombrado y grita. - ¡Quien anda ahí!. Nadie contesta,
pero las pisadas en la tierra se percibían ya casi al lado, ¡venían corriendo!,
¡eran más de 4!. ¡Elena se levanta de un salto!. Se agarran de la mano y corren
rodeando la casa, ¡están ahí! ¡Ya se les ve!. ¡Les van a atrapar, no les da
tiempo de llegar!. ¡Están ahí! Se ven 5 personas casi en la puerta y ellos
también lo están. Juan lanza la mano y consigue empujarla primero y a su vez
tira de Elena hacia dentro y ¡Zas! la
puerta se cierra. Están dentro.
Alarmados, exhaustos, mirando a un lado y a otro buscan
explicación, ¡que ha pasado!. ¿Estamos todos?, grita Paco. María sale desde
dentro de otra habitación exclamando, ¡pero quiénes son!. ¡Bloquead la puerta!, exclama Alberto, y ¡corred las cortinas!. La
casa dispone de dos ventanas laterales muy grandes que ocupan casi toda la
pared, tienen reja pero la sensación de inseguridad es muy grande.
Nos vamos a
la puerta para intentar asegurarnos de que está completamente bloqueada. Dispone
solo de un cerrojo pequeño de los más sencillos, de esos que tienen las ventanas
antiguas, compuesto por una barra pequeñita y el arco donde deslizándose, entra.
Conscientes de la situación nos apoyamos Juan y yo sobre la
puerta para asegurarla un poco más. En ese momento desde el otro lado alguien
la empuja fuertemente y el golpe se siente intenso desde el interior. Nos
apoyamos aún más, con toda nuestra fuerza, intentando mantenerla cerrada, los
golpes aumentan su intensidad y nos empujan hacia dentro de la casa. Nos será
muy difícil conservarla cerrada y empiezo a pensar que no duraremos mucho tiempo,
el cerrojo es muy flojo comparado con la fuerza de dos o tres personas. Nos van
a atrapar. No hay salida.
Uno de nosotros abre de nuevo las cortinas y se ven varias
personas mal vestidas, andrajosas, con muy malas caras de un lado para otro, investigando
la manera de entrar. De pronto Paco vuelve a gritar, ¡cierra las ventanas!...y
un tremendo golpe empuja la puerta hacia dentro de la de la casa, como si fuera
una bomba. Una verdadera explosión. Inmediatamente entran varias personas de
mala manera quieren hacernos daño, no solo quieren robar, están trastornados,
locos, son irracionales. Estamos perdidos.
Están tanto fuera como dentro de la casa registrándolo todo
y nosotros, contra la pared, observándolo, tenemos miedo, estamos asustados.
Intuyo que quieren maltratarnos, cogen a Paco, se lo llevan a un cuarto y
comienzan a preguntarle, ¡¿dónde está el dinero?, ¿qué dónde está el dinero?!
Paco no contesta, no puede articular palabra, esta horrorizado. Sin
contemplaciones, es torturado. Se le oye gritar, llorar, a ellos no les
importa, no puedo ni mirar a la puerta del cuarto y me mantengo junto a la
pared. Le siguen preguntando y le vuelven a golpear. Yo pienso que después me va a tocar a mí. Esto no puede estar pasando. Es increíble.
De pronto veo que la puerta no está completamente cerrada y
pienso, tengo que hacerlo, tengo que pedir ayuda como sea. La única posibilidad
es salir fuera de la casa y correr hasta el campo más cercano. Pero, ¿lo
conseguiré?, no tengo más remedio, alguien tiene que hacerlo y yo estaba más
cerca de la puerta, además se me había ocurrido a mí. No tengo nada que perder,
nos iban a matar de todas formas.
Salto hacia la entrada empujando a uno de ellos y corro y corro
todo lo que puedo, estaba oscuro y apenar se intuía el camino, pero no podía
mirar atrás, no podía dudar, era la única esperanza, no quería morir. Algunas
ramas me daban en la cara y las piedras se notaban como golpes en las plantas
de los pies. Miro atrás veo que me sigue uno de ellos. Estaba a unos metros. ¡Me
han visto!, ¡me han visto!, ¡me persigue uno! Intento correr más pero él
también lo hace y creo que me va a coger. ¡Está cada vez más cerca!. Me van a
castigar incluso más que a Paco. ¡Por Dios! Lo tengo al lado.
Empiezo a sentir
miedo mucho miedo, es el fin, intento
correr más haciendo un gran esfuerzo, estoy agotado ya, pero tengo que seguir
huyendo. Miro de nuevo hacia atrás y veo su gesto, está desencajado, ¡está loco!.
Miro hacia adelante y veo una cuesta. Pienso que tengo que subirla con la
esperanza de que él se quede abajo, miro hacia atrás y veo que, ¡saca una
pistola!, sin darme tiempo a reaccionar me dispara. Oigo el disparo muy cerca
de mí. Se acabó, no puedo más, lo tengo
al lado y sé que me va a disparar de nuevo. Ahora no sabía lo que se sentía. Horrorizado,
estaba acabado.
Corriendo a duras penas subo por la cuesta, me duelen las piernas
pero sigo corriendo torpemente hacia arriba y el resbala, en ese momento
aprovecho para esconderme tras unos pedruscos y unos árboles……miro hacia atrás
y veo que no viene, estoy a salvo. Es completamente de noche, miro para el otro
lado y, ¡ahí está! ¡me ha atrapado!...se acerca hacia mí, voy a morir. Se
levanta el pañuelo que le cubría la cara, sucio, tiznado, con mirada amenazante,
con gesto serio y alocado, acerco la vista y, es él, no lo puedo creer, era mi
amigo Paco.
Estoy mareado, no consigo ver bien, apenas me tengo en pie,
se me nubla la vista, y oigo una voz que dice, Ángel, Ángel, ¡Ángel!, .....Felicidades.